Analísis de Efesios 4:11-16
Comenzamos por la lectura del pasaje a continuación transcripto:
Comenzamos por la lectura del pasaje a continuación transcripto:
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
El siguiente contenido fue extraído de esta página
4:11
-- "Y él mismo constituyó a unos apóstoles..." "Y El dio a
algunos como apóstoles..." (BAS); "Y él mismo dio a unos, como
apóstoles.." (H-A). Hay dos grupos de oficios en el v. 11:
A.
Apóstoles y profetas, hombres inspirados encargados de revelar la voluntad de
Cristo, y de predicar y edificar a la iglesia; siguen en su oficio hasta el
día de hoy a través de sus escritos inspirados (el Nuevo Testamento).
Nota propia: (extraída de esta fuente)se puede afirmar que en la actualidad no existen apóstoles, y la explicación la podemos encontrar en la misma página, que dice - entre otras cosas - lo siguiente:
Un apóstol debe reunir ciertas condiciones:De acuerdo con una visión bíblica protestante, lo que se relata en la Biblia indica que son cinco las características necesarias para ser llamado Apóstol:
- Haber conocido a Jesús.
- Haber sido escogidos y enviados por Jesús.
- Haber sido testigos de Jesucristo resucitado.
- Dar la vida por Dios y por el evangelio.
- Seguir a Jesucristo.
Si bien está ampliamente aceptado que los doce discípulos que escogió Jesús, siendo añadidos luego Matías y finalmente Pablo de Tarso, fueron los apóstoles originales, no existe consenso entre las diferentes religiones cristianas respecto a qué otras personas, hasta la actualidad, puedan hacer uso de este título con la misma autoridad original.
B.
El otro grupo, evangelistas y pastores que también son maestros, hombres que
también recibieron dones espirituales en el primer siglo, pero cuyo oficio
continúa hasta el día de hoy en hombres vivos en la tierra, pero no inspirados. Cristo dio dones, y uno de los primeros y principales es que constituyó
a unos apóstoles para ser sus testigos (Hech. 1:8), embajadores (2 Cor. 5:20),
y mensajeros (Mat. 28:19). Hechos de Apóstoles y 1 Juan deben estudiarse con
cuidado para apreciar este oficio tan importante. Desde Pentecostés ocupan doce
tronos para juzgar la iglesia universal a través de su palabra inspirada
(Mat. 19:28). Cristo les dio autoridad para atar (prohibir) y ligar (permitir)
(Mat. 16:19; 18:18), y de perdonar pecados (Juan. 20:22,23), en el sentido de
revelar la ley de Cristo. Guiados por el Espíritu Santo predicaron el plan de
salvación, y fueron guiados a toda la verdad (Jn. 14:26; 16:13).
--
"profetas". Véanse Hech. 2:17,18; 11:27; 13:1; 15:32; 21:9. 1
Cor. 14 explica la gran importancia del don de profecía para edificar a la
iglesia (v. 4). El profeta (y las profetisas) hablaron bajo inspiración para
revelar la voluntad de Dios, y para enseñar, exhortar, y amonestar para la
edificación de los miembros del cuerpo. Podían predecir el futuro (Hech.
11:27,28; 21:10,11), pero su trabajo no fue limitado a esta función. Los
profetas del Antiguo Testamento eran predicadores, y su mensaje principal era
el arrepentimiento.
No
hay profetas vivos sobre la tierra ahora, porque estos dones cesaron cuando se
completó la revelación del Nuevo Testamento. Véase el v. 13 (notas) y 1 Cor.
13:8-10. Sin embargo, estos mismos profetas del primer siglo viven ahora, y
siguen revelando la voluntad de Dios a través de sus escritos (el Nuevo
Testamento).
Nota propia: debemos tener en cuenta 1 Cor 13:8 (Versión Nueva Traducción Viviente)
Nota propia: debemos tener en cuenta 1 Cor 13:8 (Versión Nueva Traducción Viviente)
La profecía, el hablar en idiomas desconocidos, y el conocimiento especial se volverán inútiles. ¡Pero el amor durará para siempre! 9 Ahora nuestro conocimiento es parcial e incompleto, ¡y aun el don de profecía revela sólo una parte de todo el panorama! 10 Sin embargo, cuando llegue el tiempo de la perfección, esas cosas parciales se volverán inútiles.
--
"evangelistas", los que evangelizan (predican el evangelio), como
Felipe (Hech. 21:8) cuya actividad se describe en Hech. 8. Las cartas de Pablo
a Timoteo y Tito son instrucciones amplias para los evangelistas. Todo
evangelista debe leer estas cartas frecuentemente para grabarlas en su
corazón. A cada momento y en toda ocasión el evangelista debe estar listo para
predicar, enseñar, exhortar, reprender y redargüir (2 Tim. 4:1-5). La obra del
evangelista es don de Dios, igual que la obra del apóstol y la del profeta, pero
los evangelistas del tiempo presente no son inspirados.
La
Biblia no hace distinción entre evangelistas y ministros del evangelio. El
concepto de que el evangelista viaja y el ministro obra con una iglesia local
es idea que nació en el sectarismo. El ministro o predicador que no evangeliza
lo más que pueda y hasta donde pueda no es fiel. El evangelista enseña y
exhorta a toda congregación que pueda. No hay ninguna diferencia bíblica entre
la obra del evangelista y la obra del ministro del evangelio; son la misma
cosa. Y no debe haber distinción entre las dos cosas en la practica ahora.
--
"pastores y maestros". Pablo no dice, "a otros pastores; y a
otros, maestros". Se refiere al oficio de los pastores quienes apacientan
al rebaño (instruyen a los miembros de la iglesia). Estos son los ancianos u
obispos que, según Pablo, deberían ser nombrados en cada congregación (Hech.
14:23). En Hech. 20:17 Pablo "hizo llamar a los ancianos de la
iglesia" de Efeso. Hablando con ellos, les llama "obispos", y
agrega el concepto de pastores al decir, "apacentar la iglesia". La
palabra "apacentar" aparece en la exhortación de Pedro a los
ancianos (1 Ped. 5:1,2).
Según
Hech. 14:23, "constituyeron ancianos en cada iglesia". En Heb. 13:17
vemos que los pastores velan por las almas de los hermanos.
Es
importante observar que constituyeron una pluralidad de ancianos en cada
congregación. Véanse Hech. 11:30; 14:23; 15:2; Fil. 1:1. Nunca se lee en el
Nuevo Testamento de un solo anciano ni de un solo pastor u obispo en alguna congregación.
También
es importante recordar que la jurisdicción de los obispos se limita a una sola
congregación. Constituyeron ancianos en cada iglesia. No hubo "ancianos
de distrito", ni "ancianos diocesanos", ni "ancianos patrocinadores".
Cada congregación es independiente y debe tener sus propios ancianos.
4:12
-- "a fin de perfeccionar a los santos". "Para la
capacitación de los santos" (La Biblia de las Américas). La palabra
empleada aquí (katartizo) significa equipar, poner en orden, arreglar,
ajustar; en fin, preparar y capacitar, para algún servicio; luego, fortalecer,
perfeccionar, y hacer de uno lo que debe ser.
Oramos
por vuestra perfección ... perfeccionaos" (2 Cor. 13:9,11). "Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos" (1 Jn.
1:8); la palabra "perfeccionar" no significa "sin pecado",
sino que seamos maduros. "Vamos adelante a la perfección (madurez)"
en el conocimiento (Heb. 5:14-6:1); "sed perfectos" en amor, amando
tanto a los enemigos como a los amigos (Mat. 5:48); "perfeccionando la
santidad" (2 Cor. 7:1); "seáis perfectos" soportando pruebas
(Sant. 1:2-4); y perfeccionar la fe por las obras (Sant. 2:22).
--
"para la obra del ministerio". Se refiere al servicio en
general, tanto el servicio de ministrar a las necesidades físicas de los
miembros, como también al ministerio de la palabra.
--
"para la edificación del cuerpo de Cristo", el gran propósito de
estos oficios, dones, ayudas, facultades y poderes espirituales, tanto los
milagrosos como los no milagrosos. Recuérdese que todavía la iglesia tiene a
los apóstoles y profetas en sus escritos, y éstos siguen enseñando, exhortando,
reprendiendo y confirmando.
Igualmente
los oficios de evangelistas y pastores (y maestros) son para la edificación
del cuerpo. Lo que edificaba a la iglesia en el primer siglo fue la palabra,
no los milagros. Hech. 20:32, Pablo no dice "os encomiendo a Dios y a
los milagros que tienen poder para sobreedificaros", sino "os
encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder
para sobreedificaros". En la actualidad nosotros tenemos esa misma
palabra, inspirada por Dios, que la iglesia primitiva recibió, y esa palabra
tiene el mismo poder ahora que el que tenía en aquel entonces "para la
edificación del cuerpo de Cristo".
En
el primer siglo había hombres inspirados para escribir un libro inspirado (el
Nuevo Testamento). Nosotros tenemos en la actualidad ese mismo libro
inspirado.
En
cuanto al uso correcto de los dones milagrosos (los nueve dones del Espíritu)
véase 1 Cor. 14, capítulo largo que analiza el uso correcto de los dones para
este fin, y corrige los abusos de hablar en lenguas cuando no había
interpretación, cosa que no edificaba.
4:13
-- "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios".
Cuando
estas notas se prepararon originalmente yo creía que esta frase se refería a
la cesación de los dones del Espíritu. La palabra "hasta" y el
pensamiento de revelar toda la "fe" (el evangelio) me llevó a esa
conclusión. Así concluyen varios comentaristas respetables.
Sin
embargo, después de más estudio he concluido que más bien esta expresión
"la unidad de (genitivo posesivo) la fe" se refiere a la unidad que
pertenece a la fe; es decir, la madurez espiritual en la iglesia,
necesaria para "guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz", y que tiene aplicación en todo siglo.
Esta
conclusión concuerda perfectamente con el tema general de la carta que es la
unidad de los judíos y gentiles en un cuerpo, y con 4:1-3 que introduce el tema
principal de este mismo texto ("os ruego ... soportándoos con paciencia
los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz").
En
los vers. 4-6 Pablo define la "unidad del Espíritu": un cuerpo, un espíritu,
una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Padre; es decir, la unidad
enseñada por el Espíritu. Así también "la unidad de la fe" del
ver. 13 puede referirse a la unidad enseñada y requerida por la fe
(objetiva) que es el evangelio revelado por el Espíritu.
Ahora
dudo que el ver. 13 equivalga a 1 Cor. 13:10, porque tal pensamiento sería una
desviación del tema de la carta y en especial del contexto inmediato; he concluido
que no lo es. Estoy convencido que este texto -- como extensión del ver. 3 --
tiene aplicación ahora y en toda época. Es muy aplicable a nosotros.
(En
seguida se repite el comentario original. Lo que se afirma acerca de la cesación
de los dones del Espíritu Santo es correcto y, sin duda, los apóstoles y profetas
seguirían en su obra hasta lograr ese propósito. Pero el v. 11 también habla
de evangelistas y pastores (y maestros) que aun en el primer siglo no eran
necesariamente inspirados y, por lo tanto, no tenían parte en completar la
revelación de Dios, pero tenían -- y tienen -- mucho que ver con llevar a
"todos" a la unidad requerida por el evangelio (la fe). Dios dio estos
oficios también para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo, y deben seguir funcionando en
todo lugar y en toda época "hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo, etc.
Este
trabajo no termina hasta que llegue el fin del mundo. Tenemos que trabajar
los ancianos, los diáconos, los evangelistas y maestros, y todos los miembros
para llevar a cada miembro de la iglesia a la madurez indicada en este texto.
Aun siendo "varón perfecto" debemos tener la actitud de Pablo (Fil.
3:12-14).
El
comentario original sigue
"Los
varios dones, oficios y ayudas que Cristo dio para la edificación y la unificación
del cuerpo se mencionan en 1 Cor. 12:8-10; 12:28; y aquí en Efes. 4:11 (este
último texto habla de los dones que Cristo dio, y da una lista parcial de
ellos). La expresión "hasta que" establece un límite. En 1 Cor.
13:8-12 Pablo explica claramente que los dones del Espíritu se acabarían
cuando "lo perfecto" viniera. Dice que "las profecías se
acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo
que es en parte se acabará". Dice la Biblia de las Américas: "Porque
nuestro conocimiento es incompleto, e incompleta nuestra profecía; pero cuando
venga lo perfecto, lo incompleto se acabará".
"Es
muy obvio que hay contraste aquí entre lo incompleto y lo completo (perfecto)
de la revelación. La palabra "perfecto" puede ser traducida
"completo". Pablo, Pedro, Juan y los otros autores inspirados
escribían en esos días el Nuevo Testamento. Se terminó la obra cuando Juan
escribió el libro de Apocalipsis.
"La
fe de 4:13 es la "una fe" de 4:5. Pablo no está diciendo que Cristo
daría dones hasta que todos los creyentes tuviésemos la misma fe subjetiva.
Habla de 'la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios'. El pleno
conocimiento dependería de una revelación completa. La unidad requerida por
Pablo en este texto (4:3) requiere una revelación completa.
--
"a un varón perfecto". "Cuando yo era niño, hablaba como niño,
pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, deje lo que era
de niño" (1 Cor. 13:11). Los dones milagrosos y los oficios de apóstoles y
profetas pertenecieron a la edad infantil de la iglesia. Eran
"ayudas" para sus años principiantes. Fueron dados para el
crecimiento y la perfección de los santos. El Señor dio dones para que su
iglesia llegara al estado de un varón perfecto, fuerte, maduro y capacitado
para llevar a cabo su misión divina. A los corintios que aparentemente usaban
mal el don de lenguas Pablo dice (en medio de su exhortación acerca del uso de
este don), 'Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar'(1 Cor. 14:20). Luego
concluye la carta diciendo, 'portaos varonilmente' (1 Cor. 16:13)."
(Fin
de la cita del comentario original).
Los
que concluyan que el ver. 13 se refiere a la perfección de la revelación
deben, por lo menos, dar la interpretación que ahora se presenta en esta
obra revisada como una posible alternativa.
Es
muy cierto que la revelación completa tenía mucho que ver con el pleno
desarrollo de la iglesia, pero es igualmente cierto que aun con la revelación
completa muchísimas iglesias se encuentran divididas o con problemas serios.
Por
lo tanto, aunque se afirme que el ver. 13 se refiere a completar la revelación,
es imperativo que se siga con la exhortación central de la carta -- y en particular,
el tema de este texto desde el v. 1 y hasta el fin de la carta, de que todos
los miembros (ver. 16) son obligados a promover la santidad y guardar la
unidad enseñada por el Espíritu.
Obsérvese
la palabra "pues" en el ver. 17. Habiendo escrito la sección anterior
(vers. 1-16) Pablo hace aplicación más directa y específica, diciendo cómo
obedecer su exhortación. No hay cambio de tema. Al describir la nueva vida en
Cristo él explica qué tenemos que hacer para guardar la unidad del Espíritu en
el vínculo de la paz, y para llegar a la unidad de la fe a un varón perfecto.
Tenemos que crucificar la carne (Gál. 5:19-21), y llevar el fruto del Espíritu
(Gál. 5:22,23).
--
"a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo". Es probable, pues, que este varón perfecto o maduro sea el
mismo de Heb. 5:14; 1 Cor. 16:13; Fil. 3:15, etc. Llegar a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo es llegar a la plenitud de madurez,
"perfeccionado" (ver. 12) para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo; es decir, llegamos a esa plenitud cuando llegamos a ser
"varón perfecto" y llevamos a cabo la obra designida por el Señor.
Este
"varón perfecto" es aquel varón de 2:15, "para crear en sí mismo
de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz".
La
iglesia es el cuerpo de Cristo, "la plenitud de Aquel que todo lo llena en
todo" (1:23). "Y vosotros estáis completos en el" (Col. 2:10).
Dios llena la iglesia con todo lo necesario para que funcione de acuerdo a su
voluntad, para su gloria. No le falta nada; por lo tanto, puede obedecer las
exhortaciones de esta carta y las demás entregadas por el Espíritu Santo en los
otros libros del Nuevo Testamento.
Los
vers. 4-6 hablan de las siete unidades, la unidad perfecta y completa. Debemos y
podemos guardar esta unidad en el vínculo de la paz.
Los
vers. 7-16 nos hablan de los dones que Cristo nos dio cuando ascendió al cielo,
dones para el desarrollo y la edificación de la iglesia, tanto los dones de
evangelistas, pastores y maestros como también los dones de apóstoles y
profetas.
Ahora
en la actualidad tenemos el producto de los dones especiales (de inspiración).
Tenemos el perfecto Nuevo Testamento, la completa y perfecta revelación de
"la fe" que fue dada una vez para siempre a los santos. La
inspiración no mora en los hombres (no hay ningún hombre inspirado en el mundo
ahora), sino que mora en el libro inspirado, las Sagradas Escrituras. No nos
falta nada en ese respecto; lo que nos hace falta es la aplicación de estas
enseñanzas para estar verdaderamente unidos, practicando la enseñanza de los
vers. 2, 3, 17-31, etc.
La
iglesia no necesita de los dones milagrosos ahora, ni tampoco de otros apóstoles
y profetas aparte de los del primer siglo escogidos por el Señor. La iglesia
puede ser lo que Dios quiere que sea, y puede hacer lo que Dios quiere que
haga, sin los dones del Espíritu. Desde luego, "tenemos" a los
apóstoles y a los profetas ahora, como los judíos "tenían" a Moisés y
a los profetas en el primer siglo (Luc. 16:29), en sus escritos inspirados. Los
judíos rebeldes no hubieran creído si alguno hubiera resucitado de los muertos
en aquellos tiempos (Luc. 16:31), y tampoco se persuadiría la gente rebelde
ahora aunque la iglesia tuviera los dones milagrosos. Los dones milagrosos
tuvieron el propósito de revelar y de confirmar la palabra, y ésta no necesita
mas confirmación. Si hubiera la necesidad de tales poderes en la iglesia
ahora, Dios los daría.
El
no está privando en ningún sentido a su pueblo en este siglo. Todavía llena la
iglesia con toda cosa necesaria. Tenemos el Nuevo Testamento -- el producto
final y perfecto de la obra de los apóstoles y profetas -- y todavía tenemos
evangelistas, pastores y maestros para enseñar, edificar y perfeccionar a los
santos.
(También
es importante agregar que la iglesia es adecuada para hacer la obra que Dios le
ha asignado, sin la invención de sociedades, instituciones humanas, iglesias
patrocinadoras, etc. Tales organizaciones humanas, aunque creadas por las
iglesias de Cristo, substituyen a la iglesia, y rechazan la sabiduría de Dios.
El caso de tales innovaciones humanas es simplemente esto: si hubiera alguna
necesidad de tales arreglos, Dios los hubiera establecido. La iglesia de hoy no
está privada de ninguna cosa que sea necesaria para cumplir su misión y
propósito en el mundo. Dios dejo un dechado perfecto para su iglesia, y este dechado
o patrón se revela claramente en el Nuevo Testamento).
"para que ya no seamos niños fluctuantes". Recuérdese que el
tema de esta sección es la edificación del cuerpo. Cristo dio dones "a fin
de perfeccionar a los santos". El plan de Dios no se realiza si los santos
no crecen, y si siguen como "niños". Todo santo debe tener fuertes
convicciones. Debe estar arraigado y sobreedificado en Cristo (Col. 2:7).
7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Recuérdense los textos que hablan de perfeccionarse en amor (Mat. 5:48)
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto
en
conocimiento (Heb. 5:12-14)
12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
en fe (Sant. 2:22)
22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
en santidad (2 Cor. 7:1)
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
y
sobre todo, en este contexto, Juan 17:23 y 1 Cor. 1:10, la perfección en la
unidad.
- Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
- Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.
Debemos
ser hombres maduros y estables.
--
"llevados por doquiera de todo viento de doctrina", (dice La
Biblia de las Américas, "sacudidos de aquí para allá por las olas");
llevados por la tormenta de falsas doctrinas. Muchos miembros del cuerpo de
Cristo, y mayormente los miembros nuevos, pasan por pruebas severas, como
marinos sobre alta mar. Los vientos contrarios causan muchos naufragios (1
Tim. 1:19,20). Pero tenemos toda la verdad revelada. Las Escrituras son
perfectas y adecuadas para fortalecernos y hacernos hombres maduros en la fe.
La posesión del Nuevo Testamento completo nos estabiliza. Es nuestra
"carta y brújula", y nuestra esperanza en Cristo es nuestra ancla
firme (Heb. 6:18,19).
No
seamos, pues, como niños que muchas veces están bajo la influencia de la última
persona que escucharan; es decir, son crédulos, creen a todos los que son buenos
con ellos. Muchos miembros de la iglesia son como niños en este respecto,
porque no tienen convicciones.
Para
ser salvos debemos convertirnos en niños (Mat. 18:2-4); es decir, debemos ser
humildes, inocentes, puros, dóciles, etc. Pero los niños tienen otras
características que nos son buenas; por ejemplo, no debemos ser cambiantes y
volubles (Mat. 11:17).
La
fe y la práctica de cada congregación no debe cambiar con la llegada de cada
predicador. No es cuestión de nunca cambiar de convicción o creencia. Este
servidor explica en este mismo capítulo un cambio de entendimiento; pero este
cambio refleja mucho estudio cuidadoso.
--
"por estratagema", cubo (kubia), viene de la práctica de
jugar con dados cargados. La Versión Moderna dice "tretas".
--
"para engañar". Todo santo debe aprender que no son sinceros
todos los que predican. "No juguéis según las apariencias" (Juan
7:24). Léase con cuidado 2 Cor. 11:13-15 (estos profesaron ser miembros de la
iglesia de Cristo). Hay mucha hipocresía entre los líderes religiosos. Por
tanto, "Mirad lo que oís" (Mar. 4:24), y "Mirad, pues, como
oís" (Luc. 8:18). Recuérdese siempre que hay maestros religiosos que
enseñan sus doctrinas "para engañar"; lo hacen a propósito.
--
"emplean con astucia las artimañas del error". Artimañas son
trampas, "artes sutiles" (Versión Moderna). El error no es inocente.
Los falsos maestros son llamados lobos vestidos como ovejas (Mat. 7:15; Hech.
20:29). Los maestros más peligrosos son los individuos amables, serviciales, inteligentes
y que llevan vidas decentes, pero que se han entregado totalmente a un sistema
falso de religión. Estos fácilmente ganan la confianza de los que son
"niños fluctuantes". "Con suaves palabras y lisonjas engañan los
corazones de los ingenuos" (Rom. 16:18).
Pero
los engañados no tienen excusa, porque tenemos la completa y perfecta
revelación de la palabra de Dios, y todo santo debe aprenderla. Aun los que no
saben leer pueden escucharla y aprender la verdad. Se quiera o no, toda alma
está obligada a pensar por sí misma, y juzgar entre la verdad y el error. La
ignorancia no es excusa (Hech. 17:30,31). Nadie podrá justificarse en el día
final con la excusa de que "me enseñaron mal". Dice Cristo "si
el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mat. 15:14).
4:15
-- "siguiendo la verdad en amor". Sobre todo, amemos a Dios y su
palabra, amemos la verdad. Dice La Biblia de las Américas en las notas
marginales, "aferrándonos a" la verdad. Desde luego, debemos amar a
los hombres, tanto a los perdidos como a los salvos. Pero el amor bíblico no
cubre el error, no lo tolera para no ofender a la gente. El amor no dice que
todo está bien para ser amable y placentero. El amor predica la verdad, enseña
y exhorta, pero también redarguye, reprende y disciplina (2 Tim. 4:2; Apoc.
3:19; Heb. 12:5-11).
--
"crezcamos en todo", en contraste con ser "niños
fluctuantes". Crezcamos no solamente en el conocimiento del plan de
salvación, del orden del culto, de la organización de la iglesia y de algunas
doctrinas sectarias, sino en "todo el consejo de Dios" (Hech.
20:20,27), y mayormente en la aceptación de las exhortaciones con respecto a
la madurez y la unidad.
Conviene
que todos los evangelistas, pastores y maestros y todos los miembros estudien y
aprendan todos los textos "unos y otros" encontrados en el Nuevo
Testamento; por ejemplo, en este mismo capítulo, 4:2 "soportándoos con
paciencia los unos a los otros en amor" y 4:32 "sed benignos unos a
otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó a vosotros en Cristo".
Otros
textos de los "unos y otros" son:
Juan
13:34, "Que os améis unos a otros".
Rom.
12:5, "somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los
otros".
Rom.
12:10, "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra
prefiriéndoos los unos a los otros".
1
Cor. 12:25, "para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los
miembros todos se preocupen los unos por los otros".
Gál.
5:13, "servíos por amor los unos a los otros".
Gál.
5:15, "Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no
os consumáis unos a otros".
Gál.
5:26, "No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos
unos a otros".
Gál.
6:2, "Sobrellevad los unos las cargas de los otros".
Col.
3:13, "soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros".
1
Tes. 4:18, "alentaos los unos a los otros con estas palabras".
1
Tes. 5:11, "animaos unos a otros, y edificaos unos a otros".
Heb.
10:24, "considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras".
Sant.
5:9, "no os quejéis unos contra otros".
Sant.
5:16, "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por
otros". (Este autor ha preparado un estudio amplio sobre estos textos;
se envía gratis a los que lo deseen).
Debemos
crecer en todo sentido. Debemos crecer en las virtudes enseñadas y
ejemplificadas por Cristo. Es necesario crecer como obreros, ya que Cristo nos
ha capacitado para toda buena obra. "Crezcamos en todo en ...
Cristo".
4:16
-- "de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por
todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de
cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor". Este
versículo dice que el cuerpo entero produce el crecimiento del cuerpo. Dice
que la actividad de cada miembro produce el crecimiento del cuerpo.
La
Biblia de las Américas dice, "de quien todo el cuerpo (estando ajustado y
unido por la cohesión que los ligamentos proveen) conforme al funcionamiento
adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo mismo para su
propia edificación en amor".
--
"bien concertado y unido", todos los miembros (judíos, gentiles,
ricos, pobres, educados, no educados, etc.) acomodados y unidos como los
miembros de un cuerpo físico, cooperando, colaborando y teniendo plena
comunión unos con otros en la obra del Señor. Los santos no deben estar unidos
solamente en las reuniones, sino también en la obra, y en todo deben ser
"de un corazón y un alma" (Hech. 4:32).
--
"la actividad propia de cada miembro" cuenta mucho. Estúdiese
con cuidado lo que Pablo dice en 1 Cor. 12:14-27. Ningún miembro sobra. Todos
los miembros -- jóvenes y ancianos, miembros de mucha experiencia y los
miembros nuevos, hombres y mujeres -- todos contribuyen con su parte al
crecimiento de la iglesia. Cada miembro ayuda a los demás. Es una ayuda mutua.
La asistencia de cada miembro ayuda, y su ausencia desalienta, a los demás. El
servicio personal (Mat. 25:35,36) de cada miembro fortalece al cuerpo.
La
Biblia da mucho énfasis a la obra de evangelistas y pastores. Pero también da
mucho énfasis a la obra de cada persona en la iglesia.
La
obra de los evangelistas y los pastores es muy importante, pero se requiere
"el funcionamiento adecuado de cada miembro". Esto produce el
crecimiento del cuerpo.
Cristo
proporciona el alimento para el crecimiento. El da vida y fuerza a su cuerpo.
Cada miembro es como un canal de gracia para alimentar a los demás. El alimento
recibido de Cristo pasa de un miembro a otro si el cuerpo está "bien
concertado y unido en amor".
Como conclusión quiero destacar los puntos más importantes que me tocaron ampliar
- Finalidad de que Dios haya instituido varios dones y ministerios v 11 y 12
- Crecer para edificarse en amor v 15 y 16
Todo el desarrollo fue tan bien realizado que sólo queda decir que:
Para el primer punto, podemos dar como respuesta el segundo.
En otras palabras, Dios constituyó varios dones dentro de su iglesia, para que aquellos que los reciben sean de edificación para el los demás, para el cuerpo de Cristo.
En otras palabras, Dios constituyó varios dones dentro de su iglesia, para que aquellos que los reciben sean de edificación para el los demás, para el cuerpo de Cristo.
El segundo punto, la edificación, hay que resaltar que es EN AMOR. No como jueces, señalando con el dedo y acusando a un hermano de su error. Satanás fue quien acusó a Job delante de Dios, él es el acusador de los hermanos. En esto debemos ser precavidos y no tomar la posición de Dios, quien es el único que puede juzgar. Ese fue el error de Lucifer, el querer tomar la posición de Dios, el querer ser como Dios, y eso le llevó a ser destituído de la presencia de Dios. La edificación en amor, nos da más frutos que la acusación.
Que todos los hermanos usen sus dones para edificar al cuerpo de Cristo es la finalidad que Dios tiene cuando nos da un don, no la de hacernos notar ni destacarnos en un ministerio. Aprovechemos y cumplamos con su voluntad, porque sabemos que es agradable y perfecta y siempre para el bien de sus hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario